martes, 10 de marzo de 2009

Para no borrar nuestra historia

Obreras de New York que se arrojaron de un octavo piso para no morir calcinadas.


Uno de los grandes triunfos del sistema, ha sido borrar la historia que se teje en el trabajo cotidiano sintetizando, en cambio, épicas de heroes con protagonistas de primer plano, sin contexto, sin historia, sin procesos políticos.

Qué hemos escuchado del 8 de marzo?

Para empezar, que es el día de la mujer. Muchos llegarán el domingo con flores y una tarjeta de felicitación para “ellas”, sin saber siquiera qué se conmemora.

Otros, con un poco más de inquietud, sabrán que en algo tienen que ver las socialistas, una tal Clara Zetkin que lo propuso. Con un poco más de suerte, sabremos que fue en el marco de una Conferencia de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague. Se menciona por allí algo un incendio, en una fábrica llamada Cotton, donde mueren quemadas más de 100 obreras.

Y en casos de silencio intencional, algunas voces institucionales dirán, sin pudor, que lo instituyó Naciones Unidas en 1975, sin hacer ninguna cita previa.

En una tarea de compromiso histórico, varias investigadoras han buscado echar luz sobre ciertos mitos existentes en torno a este día. Entre ellas, Ana Isabel Álvarez Gonzalez asegura que no fue instituido puntualmente, sino que una sucesión de procesos colectivos fueron creando el sentido de conmemorar la lucha de las mujeres trabajadoras. Y digo trabajadoras porque fue en su genealogía una propuesta clasista, ligada a las reinvindicaciones laborales que en el inicio de siglo conformaban el punto de partida de las huelgas obreras.

Primer antecedente: en Febrero de 1908, mujeres socialistas celebran en un teatro de Chicago el Womans Day, reivindicando el derecho al voto y manifestándose contra la esclavitud sexual.


Para agosto de 1910, y con el antecedente en Masachusset de una huelga textil exclusiva de mujeres, Lena Morrow Lewis y May Wood Simons llevan a la 2° Conferencia Mundial de Mujeres Socialistas realizada en Dinamarca, la propuesta de conmemorar, como en Estados Unidos, un Womens day. Resignificada con un nombre más clasista, se acepta conmemorar un Día Internacional de la Mujer Trabajadora, propuesta que se le atribuye a Clara Zetkin.

Sin un día fijo, mantienen las norteamericanas el último domingo de Febrero, y las europeas fijan un día de marzo. Dos días antes de su primer celebración en 1911, un fatídico incendio en la Triangle Shirtwaist Company, acabó con la vida de 146 obreras que trabajaban encerradas bajo llave para que no se movieran de sus puestos de trabajo, tal cual como hoy sigue haciendo Wal-Mart Stores Incorporated en muchos de sus almacenes durante los turnos de la noche. Este hecho, exaltó los motivos de la lucha sindical determinando que en la celebración de 1911 más de un millón de mujeres trabajadoras se sumaran a las movilizaciones.

Posteriormente, fue el repudio a la primera Guerra Mundial y la solidaridad internacionalista de las mujeres contra todo nacionalismo, mucho más que la lucha por el voto, la convocatoria principal de las celebraciones del día. En Rusia, el gobierno zarista reprime en 1913 la movilización por el Día de las Obreras, deportando a Siberia a sus organizadoras.

Años más tarde, el paro masivo de mujeres en San Petesburgo cambiaría la historia: pedían pan y exigían el regreso de las tropas rusas que llevaban ya 2 millones de muertos. Inició así el 8 de marzo de 1917 (23 de Febrero del calendario juliano) una movilización a la que se unirán trabajadores y estudiantes, determinando 4 días después la abdicación del zar, y dando paso a un gobierno provisional que será finalmente derrocado en octubre con la toma del Palacio de Invierno.

Borrar los procesos sociales, es la mejor forma de negar la historia.

Hace dos años, fue demolida la Casa de la Juventud en Copenhague, la misma que a principio de siglo alojó a sindicatos y organizaciones sociales. Sí. Fue demolido el mismo edificio donde se instituyó un Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Y por esas ironías de la macrocultura patriarcal, es ahora dueña del predio una secta cristiana llamada “La casa del Padre”. Ni Naciones Unidas, ni gobiernos; el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como todas las conquistas de las mujeres, son fruto de la perseverancia por cambiar el orden dominante, convencidas que lo que hoy es utopía con la lucha, es posible.

Nosotras, como cantaron las trabajadoras textiles de Massachussets durante su huelga: “Queremos compartir toda la belleza: Pan y rosas, pan y rosas.”


Miriam Djeordjian


No hay comentarios:

Publicar un comentario