jueves, 1 de octubre de 2009

Historias mínimas I: "16 y muchas más" por Ana Isabel Espinosa



Enviado por ANA ISABEL ESPINOSA, autora del blog http://anaisabelespinosa.blogspot.com/

Cuando yo tenía dieciséis años, una de mis mejores amigas, se quedó embarazada. Más que novio, tenía lo que ahora se llama “un rollete”, porque no me digan que a esa edad, te tomas nada muy en serio, cuando lo que teníamos eran ganas de bebernos la vida misma y todo lo nuevo, a grandes sorbos. Estábamos haciendo segundo de BUP en un colegio solo de chicas, con uniforme y reglas, que se iban disolviendo como el azúcar en la leche caliente, en los años del aperturismo político y social. El chico era estudiante de medicina, brillante como una bombilla nueva y nada agraciado físicamente, pero también era el mejor amigo y compañero de piso, del novio de la mejor amiga, de mi amiga. En fin, que, una cosa por otra y con restricciones severísimas en su casa, la chica se quedó embarazada, y yo me quedé como si me hubiera estallado una bomba en la cara, porque nunca pensé que la mejor estudiante, la chica más bendecida por las monjas, con los padres más represores, pero también más cariñosos y buenas personas, pudiera caer así, tan tontamente. Y el mundo se le echó encima, de la noche a la mañana, y su teléfono enmudeció y la encerraron en su casa, hasta que la casaron a la fuerza, condenándola a vivir con un hombre extraño y desconocido, que la amargaría, que terminaría maltratándola y que no la quería, porque nunca quiso a esa mujer, ni ese niño, para nada. Como había llegado a su vida, se marchó, y ella no dejó los estudios, pero cambió el diurno por el nocturno y su madre se convirtió en madre del pequeño, con la desgracia añadida de que del disgusto el padre falleció, condenando aún más a la familia al recuerdo ingrato de cómo, y porqué, había sucedido el hecho original
Terminó el COU y la carrera, que fue más corta de lo que debió haber sido, y vio su vida mermada, cuando las demás salimos con nuestros novios, los dejamos o nos dejaron, nos casamos, tuvimos hijos deseados, nos divorciamos, nos volvimos a casar, tuvimos más hijos, porque la vida seguía imparable, mientras ella vivía con su madre viuda y su hijo, se buscaba un trabajo para comer, se hacia mayor, sin haber vivido y pagaba la condena de haberse dejado amar, un día, sin pensar en las consecuencias
Hace nada me acordé de ella y de su hijo, un maravilloso hombretón, que la dejó hace ya tiempo. Ella intenta rehacer su vida como puede, con los trozos que le robaron y la adolescencia que perdió, de golpe, por la maldad del destino...Pensé en ella y creí, que, sin duda, y aunque ahora lo niegue sobre la Biblia, ella entonces hubiera abortado, si hubiera podido, sin pensárselo dos veces...Habría ido, como hacen muchas chicas acompañada de su amiga y con el dinero sacado de donde fuera, con el novio fugado o perdido para siempre, y después habría regresado a su casa y a su vida, como si no hubiese pasado nada. Ahora podría, pero entonces solo quedaba pasar por un antro sucio y fétido, donde te sacaban a tu hijo a trozos y con dolores de muerte, unas manos inexpertas y codiciosas de dinero, asustada y confusa, demasiado desesperada y rota, presionada por todos, para tomar cualquier otra decisión, sin tener la suerte de encontrar un médico concienciado que se la jugase por ella, que la ayudase a conservar intacta su vida y su fecundidad, sin daño, ni dolor ninguno, como pasaba a veces, en las fronteras y los cruces de caminos, con gente que ayudaba a jovencitas que habían perdido su vida y querían regresar a ella, intactas y vivas, sin sangre que manase de su vientre como río nuevo, sin perderlo todo en el intento de volver a ser la niña, que jugó con fuego, sin saber que se podía quemar.

Laboratorio Violeta invita a tod@s l@s lector@s a enviar relatos de vida, historias mínimas que enriquecen nuestra existencia y que arrojan luz sobre las miradas de l@s demás. Compartiendo retales de vida. Laboratorio Violeta se apunta al patchwork de historias, siempre con perspectiva feminista.

1 comentario:

  1. A día de hoxe as cousas cambiaron e temos máis posibilidades de elixir o rumbo das nosas vidas.
    Esa moza aínda que daquela puidera abortar, ó mellor non o faría en condicións, pero tería dereito a decidir.
    Esta historia vese en moitas das casas do noso país. Mozas que presionadas pola familia, por irresponsabilidade, por falta de información, por falta de recursos económicos, por tendencia relixiosa... non abortan, e logo a súa vida se ve truncada.
    Parece que con esta nova lei sobre o aborto, as cousas melloran. Aínda así considero que ademais de sacar ou modificar leis hai que invertir en educación sexual desde a educación primaria ata os maiores, porque as cousas poden ocorrer por falta de información (que agora non é o caso) ou por falta de concienciación e responsabilidade (que se achega máis a xuventude actual).
    A todas nos pode ocorrer isto, a sorte é dar coa opción máis axeitada á túa vida e poder levala a cabo.

    Un saúdo para tod@s

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